1° de mayo. [...] Casi 232 años después de aquella revuelta de mayo en Chicago, que logró levantar a miles de obreros por la jornada laboral de 8 horas y que terminó con 8 de ellos encarcelados, procesados injustamente y asesinados por el Estado, muchos ignoran que estos hombres (Augusto Spies, Miguel Schwab, Óscar W. Neebe, Adolfo Fisher, Luis Lingg, Jorge Engel, Samuel Fielden y Alberto R. Parsons) eran anarquistas y que no temblaron al ser condenados a muerte por ellas, inocentes y convencidos de estar haciendo lo correcto.
Algunos de ellos se ganaban la vida como tipógrafos e impresores, escribiendo o dirigiendo periódicos. Que tuvieran estas inquietudes y que fueran grandes oradores explica perfectamente el papel que jugó la prensa obrera en la difusión de las ideas anarquistas y socialistas de la época en la que tienen lugar estos acontecimientos. La prensa al servicio de la causa anarquista y a través de personajes como Spies, Fischer o Parsons, por ejemplo, contribuye sin duda a que muchos y muchas en esta profesión sintamos menos vergüenza cuando somos conscientes del trato que obtiene actualmente la lucha de clases en muchos medios de comunicación.
[...] Hoy la clase obrera continúa luchando por recuperar derechos y libertades que le han sido arrebatados. Las personas trabajadoras siguen, dos siglos después del asesinato de los #mártiresdeChicago, siendo la parte más dañada del engranaje de este cruel sistema que perpetúa las desigualdades entre las personas y contribuye a que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres sean cada vez más pobres.
En 1886 el #Estado ahorcó a 8 obreros acusándoles de terroristas. Durante el juicio, lleno de irregularidades, no se pudieron probar muchas de las acusaciones que la policía, gobernantes, jueces y empresarios, en absoluta connivencia, achacaron a estos trabajadores (...) Hoy el Estado mantiene su persecución hacia quienes levantan su voz contra las injusticias. Las cárceles se nos llenan de activistas, sindicalistas, tuiteros, raperos y artistas mientras que en los sillones y despachos de instituciones, ayuntamientos y parlamentos cientos de corruptos se blindan gracias a las leyes que ellos mismos crean para una ciudadanía a la que no representan.
[...] Por eso este 1º de Mayo las calles deberían desafiar a quienes continúan oprimiéndonos, a quienes nos quitan derechos y libertades, sin olvidarnos contra quienes vamos y conmemorando a toda la gente que se juega o se jugó la vida, perdiéndola o no, para que quienes llegáramos después tuviéramos las cosas un poquito más fáciles y sobre todo referencias importantes a las que agarrarnos para continuar. Augusto Spies, Miguel Schwab, Óscar W. Neebe, Adolfo Fisher, Luis Lingg, Jorge Engel, Samuel Fielden y Alberto R. Parsons, anarquistas, comprometidos y valientes, coherentes y consecuentes hasta el último segundo que les quedó de vida. No dudaron ni renegaron de sus ideas por las que fueron asesinados. Que no pase ni un 1 de mayo sin que les recordemos.
Por Macarena Amores García.
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