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Miguel Osvaldo Etchecolatz, tenía 93 años. Durante la última
dictadura militar fue responsable de secuestros, torturas y muertes en 21 centros
clandestinos de la provincia de Buenos Aires; acumulaba nueve condenas a cadena perpetua por crímenes de lesa
humanidad y fue el primer condenado por genocidioen Argentina.
Nunca mostró ningún arrepentimiento por los crímenes y lamentablemente no llegó a ser condenado por lo ocurrido con unas 500 víctimas por las que aún era juzgado en juicios en La Plata, y sin revelar el destino de la nieta apropiada Clara Anahí Mariani, a quien robó de los brazos de su madre, ni el del albañil y militante Jorge Julio López, cuyo testimonio fue clave para que Etchecolatz.
Rubén López, uno de los hijos del albañil y militante peronista Jorge Julio López, expresó a Télam "Siento una sensación rara, como un dolor de estómago cuando estás nervioso por algo. Estoy nervioso y no es por tristeza y tampoco es por alegría. Lamento que se haya muerto impune, sin decir dónde está Clara Anahi y qué pasó con mi viejo. Es un día extraño, raro", afirmó.
Mariana Dopazo, hija del represor, pidió y obtuvo el cambio de apellido en un acto de repudio a su progenitor. Ella misma lo calificó al represor como "la encarnación del mal en todos los ámbitos". En el 2006 el albañil Jorge Julio López, quien desapareció después de atestiguar contra Ertchecolatz, afirmó que "era un asesino serial, no tenía compasión".
A pesar de tener tantas condenas por genocida, recién en 2017 Ertchecolat fue exonerado de la fuerza policial provincial.